
–Camino de Santiago portugués–
De Pontevedra a Caldas de Reis. Hoy empecé a caminar a las 06:53. Así lucía la ciudad, aún indecisa sobre si debía despertarse o quedarse un rato más bajo el reinado de la noche. Éramos pocos los peregrinos más mañaneros —la movida arranca normalmente a las seis y pico— así que las calles eran una gloria. Al menos para mí, amante de las calles vacías y de las ciudades por despertar. A los pocos kilómetros estaba en el bosque, con una brisa matutina que daban ganas de poner en un frasco, llevarla de vuelta a Madrid y dejarla al lado de la mesa de noche, para esos días de verano donde no corre ni una gota de aire… destapar y ¡zas! sentir la brisa con aroma a eucalipto de nuevo en la cara. Igual mañana lo hago. Estoy buscando el recipiente correcto.
Publicado en redes sociales el 12 de julio de 2019.