testigo

Ciudad de Buenos Aires, 19 de enero de 2020.

16:09 horas.

Comisaría 12 C.

Oficial a cargo del informe preliminar: Iván Millán.*

A las 21:00 horas del día 18 de enero de 2020, en el domicilio de la Avenida de los Incas 3901, cito en el barrio de Villa Ortúzar, en la ciudad de Buenos Aires, una persona no identificada entró a la fuerza en el departamento del quinto piso B, y tras unos minutos de “forcejeo”, según declaró la testigo, el dueño de dicha vivienda, el señor Ezequiel González, de aquí en adelante “la víctima”, sufrió heridas punzantes en el cuello que le costaron la vida.

De acuerdo con la única testigo ocular y auditiva del suceso, la vecina del quinto piso A, la señora María Fernanda Abella, con número de documento de identidad 28.032.278, en torno a las 20:50 horas sonó el timbre de la vivienda ubicada en el quinto piso, departamento B de la Avenida de los Incas 3901. La víctima, que estaba en casa, no respondió al llamado del timbre, el cual sonó unas cinco veces, según reveló la señora Abella. La testigo declaró, además, que la víctima estaba hablando con alguien, seguramente por teléfono ya que no se oía otra persona con él. De acuerdo con la señora Abella, la víctima sonaba nerviosa, y pudo escuchar que gritaba repetidamente “viene a por mí, me ha llegado la hora”. 

La testigo, según su propia declaración, decidió esperar antes de llamar a la policía, puesto que su vecino solía ser ruidoso y tener conversaciones un tanto “melodramáticas”; así describió a la víctima. Por su parte, la señora Abella retomó sus labores de cocina, preparando la cena para su familia, hasta que en torno de las 21:00 horas escuchó un grito “ensordecedor” proveniente de la víctima, y un fuerte estruendo. 

Temiendo por la integridad física de la víctima, la testigo llamó de inmediato a la policía. Cerca de las 21:10 horas llegó una unidad de la Comisaría 12 C al lugar de los hechos. Durante la espera, la señora Abella se quedó junto a la puerta de su departamento, mirando a través de la mirilla, para ver si salía alguien de la vivienda de la víctima. Sin embargo, según declaró la testigo, no vio salir a ninguna persona del quinto piso B, pero le pareció ver una “especie de pájaro pequeño, un animal volador”, que salió de la puerta entreabierta y bajó volando por las escaleras del edificio. 

Al llegar la patrulla policial al domicilio, el agente Ibarra, número de placa YXA219045 y la agente Pérez, número de placa FCV330976 tocaron el timbre de la testigo para ingresar al edificio. Al abrir la puerta, ambos agentes declararon que un “un animal volador pequeño y de color oscuro” salió rápidamente por la puerta. Sin darle mayor importancia al suceso, el agente Ibarra subió por el ascensor al quinto piso, mientras que la agente Pérez hizo lo mismo por las escaleras, hasta llegar a la puerta del departamento de la víctima, la cual encontraron entreabierta, como había declarado la testigo.

Siguiendo el protocolo policial establecido para el ingreso en una posible escena de crimen, los agentes dieron la voz de alto, y tras no escuchar respuesta, ingresaron al domicilio, para encontrar a la víctima tirada en el suelo del salón, visiblemente sin vida. Tras recorrer la vivienda en busca de otras personas, los agentes llamaron a la Comisaría 12 C para informar de los hechos, y se envió una unidad forense con el fin de realizar el parte de la ya confirmada escena del crimen. 

La investigadora forense a cargo de este caso declaró no encontrar huellas dactilares ajenas a las de la víctima en el domicilio. En un estudio preliminar in situ la investigadora forense, la señora Juana Oliveira, y el detective a cargo del caso, el oficial Javier Imprenta, número de placa VBY289076, estuvieron de acuerdo que la víctima parecía haber encontrado la muerte debido a las dos heridas pequeñas y circulares que tenía en el cuello, separadas solo por unos 4 centímetros de distancia una de la otra, y localizadas a la altura de la vena aorta. Ambos especialistas no pudieron explicar a priori cómo la escena del crimen estaba tan prístina, sin una gota de sangre derramada, cuando la única manera de que esas heridas fuesen mortales es si la víctima se hubiera desangrado a causa de estas. 

Tanto la investigadora como el detective solicitaron un estudio forense en profundidad del cuerpo de la víctima para confirmar la (s) causa (s) reales de su muerte. 

*Propuesta de escritura para el taller de Escritura Creativa de Fuentetaja. Ejercicio: verosimilitud. 23 de enero de 2020.

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