León se prepara para salir de casa. Su habitación está lo suficientemente ordenada –ha hecho la cama lo mejor que se puede teniendo en cuenta que un chico de dieciséis años no le da la misma importancia al quehacer de la casa que le daría su madre; ha dejado sus cómics en la biblioteca, ySigue leyendo “la longitud de un minuto”
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tu nombre (el mío)
Flotando en el espacio. Miles de puntitos lejanos que titilan. Por momentos, se amontonan en el rabillo del ojo, y aparecen más brillantes, más eternos y cercanos. Pero cuando doy la vuelta, vuelven a tomar distancia de mí, como si no quisieran ser tocados, molestados. La distancia de aquello que es infinito. De lo queSigue leyendo “tu nombre (el mío)”
luna azul
Camino por las callejuelas de la ciudad azul. Jodhpur. Azul de los brahmanes, que originalmente adornaba las casas de los miembros de esta casta, hasta que el color se fue democratizando, y ahora decora la gran mayoría de las casas que rodean a la fortaleza de Mehrangarh. Pero no se trata de hoy. Se trataSigue leyendo “luna azul”
Volar alto
Volaba muy alto: tan alto como sus pulmones le permitían. No quería bajar de esas alturas porque lo que estaba debajo le traía recuerdos de dolor. Una vez se convirtió en pájaro –de plumaje negro y pico largo— y sin saber por qué, se echó a volar. No se acuerda cómo se llamaba antes; daSigue leyendo “Volar alto”
Érase la lluvia
Tengo las manos congeladas. Y los pies también. El invierno llega cuando las extremidades de mi cuerpo se congelan por las mañanas y las noches, al andar en mi moto. Esa sensación de rigidez y casi extra-corporalidad marca el cambio de estación, el inicio de una época en la que conducir la moto se convierte,Sigue leyendo “Érase la lluvia”
High ‘n Dry
“Tras la muerte, queda vida. Sucia, oscura, olorosa. De madrugadas infames y noches narcotizadas. De domingos de misa mañanera –con sus perdones y sus promesas inválidas— y de tardes con gusto a cerveza.” Así pensó Cathal, con menos poesía y más sencillez, mientras observaba a la distancia el sol esconderse en el secarral que formabaSigue leyendo “High ‘n Dry”
érase una vez una mujer con serpientes en la cabeza.
Nunca he soñado con serpientes. De hecho, nunca he sabido a ciencia cierta cuántas tenía en mi cabeza. No siempre estuvieron ahí: antes ocupaba su lugar una cabellera hermosa, larga y de color rojo como el fuego, ondeada como el mar bravo. No recuerdo cuándo me acostumbré a sus presencias escurridizas. Siempre en movimiento, siempreSigue leyendo “érase una vez una mujer con serpientes en la cabeza.”
Rosa en cautiverio
–Rosa, ¿me escuchas? Veo. Luz. Siento. Calor. Huelo. Un aroma ácido, penetrante. ¿feo? Escucho. Voces que repiten un nombre. Rosa. Veo. Personas vestidas de azul. Siento. Dolor en el cuerpo. Huelo. Mi propio sudor. Escucho. Voces que repiten un nombre. Rosa. Y me miran. Y repiten: Rosa. ¿Seré yo? ¿Quién soy? Puedo abrir más losSigue leyendo “Rosa en cautiverio”
equilátero
Nota: No había otra opción: tenía que saltar. —Treinta metros aproximadamente —se dijo. Miró hacía atrás, sintió el calor de las llamas que estaban a punto de abrazarlo, se dio media vuelta, hizo la señal de la cruz, y saltó al vacío, sin mirar. * Tardamos casi tres días en recuperar el cuerpo de Nicolás. Desarticulado,Sigue leyendo “equilátero”
entre cuarentenas
Es mi día seis de cuarentena. Encerrada en mi piso de Madrid, solo comparto metros cuadrados con mi gatita, Saba, quien duerme la mayor parte del tiempo, y la otra, se acerca a mí en busca de mimos.* De las cosas que quiero hacer en estos días de encierro es escribir. Estoy empezando a hacerloSigue leyendo “entre cuarentenas”